Llevaba tiempo queriendo escucharlos, por todos lados leía y me contaban sobre Kongos y la energía que suelen desprender en sus presentaciones en vivo.
Ayer por la noche, Kongos apareció por la pantalla de Sala Estelar en una de las ya habituales noches de conciertos online que, en este periodo de pandemia, nos han ayudado a mantener un poco la calma.
Viernes antes de Halloween, todo pintaba para que fuera una de esas presentaciones agradables, de las que uno espera que la música suene fuerte y nos lleve a otro estado de ánimo.
Dieron las nueve de la noche y, pocos minutos después, la pantalla de Sala Estelar nos conectó hasta Los Angeles, a un estudio de grabación donde ya se encontraban los integrantes de Kongos listos para su público mexicano.
Piano, guitarra, bajo, batería y un acordeón fueron los elementos necesarios para que la banda, en una hora aproximadamente, hiciera felices a quienes, desde casa, disfrutaban de la transmisión, deseando estar ahí.
Y es que ese siempre será el sentimiento que permeará en cada uno de los conciertos que podamos ver en esta modalidad tecnológica; la sensación no es la misma, pero no por eso desmerece, y menos lo que hizo Kongos ayer por la noche.
Debutaron en el 2011 y en nueve años, el grupo ha ido creciendo considerablemente, y hoy en día es uno de esos proyectos que apuntan alto gracias a esa propuesta que llevan abrazando desde sus inicios.
La noche estaba puesta para ser una de esas que sorprenden y sí, así fue, comenzando con «Underground» hasta «Take it From Me», Kongos dio muestras de una gran habilidad técnica y de un muy buen repertorio. Fueron 12 temas, corto el show, pero con cada canción el grupo iba a más.
«Kids These Days, «Where I Belong», «Remember Me», «The World Would Run Better», «I Want to Know» y «Come With Me Now» fueron de lo mejor que Kongos ofreció a lo largo de cincuenta y tantos minutos con un sonido impecable.
Poco antes de las diez de la noche llegó el final, ese abrupto final que sucede constantemente en los conciertos online. La imagen de la banda desaparece y, de la nada, estamos de vuelta a la realidad.
No es fácil acostumbrarse a esta dinámica pero, por el momento, es lo que hay. La música sigue ahí, luchando, tratando de salir adelante y llevarnos alegría hasta nuestras casas. Y Kongos no fue la excepción. Sala Estelar no fue la excepción.

Kongos – Sala Estelar