Ahí Vamos, el quinto disco en solitario de Gustavo Cerati (si contamos el álbum sinfónico), puede resumirse con una de sus múltiples frases: un lugar con parlantes. Eso es, en esencia, lo que el argentino entregó en Ahí Vamos.
«Ahí Vamos» fue, principalmente, un grito de batalla; un presagio de lo que, poco tiempo después, ocurriría con la carrera solista de Gustavo Cerati que, en realidad, no gozaba del estallido mediático que alcanzó con Soda Stereo.
Por otro lado, dicho por el propio Cerati, Ahí Vamos fue un disco necesario, un regreso a sus raíces rockeras-guitarreras; un trabajo impulsado más por necesidad que por deseo. Y sí, desde el primer corte («Al Fin Sucede»), es notorio el ímpetu por hacer un disco clásico de rock.
No es que en su anteriores trabajos no hubiese rock. Lo había, sobre todo, en Siempre Es Hoy, aunque más maquillado, pues la apuesta principal era la música electrónica. Aquel fue, dicho de algún modo, un disco más limpio, más pulido y mucho más acorde con lo que ocurría con el rock a nivel mundial en esos años.
Fue así que, para su quinta entrega solista, Gustavo Cerati se planteó un regreso a sus orígenes, a sus influencias primarias y, en gran medida, a los últimos trabajos con Soda Stereo, siendo Dynamo (1992) el más cercano.
Ahí Vamos, lanzado un 4 de abril del 2006, significó el éxito masivo para Cerati, un álbum compuesto por 13 canciones llenas de guitarras poderosas, fuertes baterías y una energía desbordada. Era Gustavo queriendo comerse al mundo una vez más. Y lo hizo.
El disco también estuvo marcado por su reencuentro con Richard Coleman, viejo conocido del ex líder de Soda Stereo y pieza fundamental tanto para Ahí Vamos como para Fuerza Natural.
«Crimen», «La Excepción», «Lago En el Cielo», «Me Quedo Aquí» y, muy especialmente, «Adiós», fueron los temas más celebrados del álbum, cada uno con una frase que quedaría para la inmortalidad.
Sin embargo, además de los sencillos, hay verdaderas joyas guitarreras, como «Jugo de Luna», «Medium», «Caravana» y «Dios Nos Libre» que hablaban de un Gustavo Cerati más que renovado. Era, más bien, un artista distinto, que se dedicó a disfrutar el camino y, a partir de ahí, era claro que comenzaría su ascenso como solista.
Quizás lo que más llamaría la atención fue su reconciliación con el viejo material de Soda Stereo, pues durante sus conciertos se dejaron escuchar temas como «Ecos», «Prófugos», «Planta», entre otros, lo cual daría pasó al regreso del trío argentino un año después.
Benito Cerati, su hijo, fue también uno de los puntos clave para esta nueva etapa en la carrera solista de Gustavo, pues dio inicio una mancuerna que daría grandes resultados. «Poder decir ‘adiós’ es crecer» es una frase atribuida al propio Benito, probablemente la más recordada del catálogo solitario de su padre.
«Que durar sea mejor que arder», de eso se trata Ahí Vamos: de disfrutar más el camino. Así lo planteó Cerati desde el principio y como resultado obtuvo su trabajo más recordado y, sí, más exitoso.