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S&M2: Metallica y la Orquesta Sinfónica de San Francisco, segundo asalto

Después de una espera larga, Metallica presentó el día de hoy su tan ansiado S&M2, un nuevo episodio en la colaboración entre James Hetfield, Lars Ulrich, Kirk Hammett y Robert Trujillo con la Orquesta Sinfónica de San Francisco.

Pero viajemos 21 años atrás, a 1999. Metallica se encontraba, por un lado, en uno de los momentos más altos de su trayectoria; la banda gozaba de una gran popularidad y parecía que cada vez se hacían más grandes en la escena metalera. Sin embargo, en la intimidad del grupo se avecinaba la peor crisis de su historia.

En abril del ’99, el cuarteto se embarcó en uno de sus proyectos más ambiciosos: tocar con la Orquesta Sinfónica de San Francisco. Hubo muchas críticas al respecto, tanto buenas como muy malas, pero aquello importó poco a Hetfield y compañía. Y lo hicieron.

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Durante dos noches, James, Lars, Kirk y Jason Newsted (entonces bajista de Metallica) grabaron lo que después llevaría por nombre S&M, un concierto, un repaso a lo mejor de su repertorio, cobijados por la sinfónica dirigida por el gran Michael Kamen.

El resultado de aquel experimento (si bien tuvo grandes momentos como «Master of Puppets», «The Memory Remains», «No Leaf Clover», «For Whom the Bell Tolls», «Enter Sandman» y «Battery») fue un tanto insípido. Sí, en términos generales, salió bien, pero se notaba poca empatía entre la banda y la orquesta.

Años después, Metallica comenzaría un proceso de sanación y autosanación. La partida en el año 2000 de Jason Newsted dejó entrever los problemas al interior del grupo. Era como si la «chispa» se hubiese a acabado. Había resentimiento y dolor, sobre todo en el pilar: James Hetfield.

¿Qué sucedió? la banda intentó seguir trabajando en conjunto, iniciando la grabación de un nuevo disco, algo que no hacían desde 1996. Parecía que todo iría bien con Bob Rock, su antiguo productor, en el bajo. Y así, sin más, estalló la bomba. Hetfield, con severos problemas de alcoholismo, decide internarse en un centro de rehabilitación. El proceso fue largo.

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La historia es por todos conocida gracias al documental Some Kind of Monster: James volvería con una actitud distinta y Metallica grabó el disco más polémico de su trayectoria, incluso más que el denominado «Black Album» y Load.

St. Anger salió en el 2003 y traía consigo a un nuevo grupo, revitalizado, recargado. Aquella «chispa» volvió a encenderse y, mejor aún, llegó un nuevo integrante, el responsable de lo que sucedería con Metallica en los años próximos: Robert Trujillo.

Año 2019

Los días 6 y 8 de septiembre del año pasado, con motivo del 20 aniversario del S&M, Metallica y la Orquesta Sinfónica de San Francisco se volvieron a juntar. Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas, pero eso no aplica en esta nueva historia.

Ya ha pasado casi un año desde aquellas presentaciones y, en medio de todo, llegó una pandemia que nos tiene, todavía, encerrados en nuestros hogares. Pero hubo algo más: James Hetfield.

Después de una recaída, el vocalista y principal compositor del cuarteto regresaba a un centro de rehabilitación, parando todas las actividades que la banda ya tenía programadas, incluyendo una gira mundial. No era de extrañarse, aquella era una lucha constante en la vida de Hetfield.

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Resulta necesario hacer todo este recuento para entender la grabación del S&M2 y comprender por qué aparecen temas como «The Unforgiven III», «All Within My Hands» y «(Anesthesia) Pulling Teeth», tres canciones que tienen su importancia dentro del repertorio.

La voz del líder, del mesías, de James Hetfield, suena desnuda, sin filtros, sin miedo a nada. Hay comunión y empatía entre el grupo y la orquesta. S&M2 es lo que la banda debió hacer en S&M. Claro, hay una diferencia de 20 años y es cierto que Metallica es mejor ahora que en 1999.

La sorpresa se la lleva, sin duda, «(Anesthesia) Pulling Teeth», un claro homenaje a Cliff Burton, el primer bajista oficial de Metallica. Llama la atención que la banda (¿o habrá sido el propio James?) haya decidido incluirla en el setlist. Es innegable que la pérdida de Cliff sigue siendo uno de los puntos débiles del grupo y, especialmente, de Hetfield.

¿Vale la pena S&M2? Totalmente. A diferencia de su antecesor, la empatía y comunión entre ambos mundos (la sinfónica y Metallica) es evidente, se nota desde la entrada de «The Call of Ktulu». Pero, más importante aún, se trata, una vez más, de un discurso muy personal e íntimo de Hetfield, como una carta abierta que pocos se atreverían a lanzar.

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