Tienes razón, Manuel.
«Los días parecen iguales. Parece que no hay nada más que este fragmento de historia que estamos viviendo, otro fragmento de historia que se va a quebrar». Y se va a quebrar, pero, ¿qué se va a llevar? y más que eso, ¿qué se ha llevado?
Un año ya ha transcurrido desde que la vida se volvió una marejada de noticias difíciles de leer y escuchar; de realidades que jamás creímos mirar a los ojos, aunque sabíamos que estaba ahí, acechándonos de vez en vez.
También ha sido un año en el que la única compañía que tenemos, para bien y para mal, es la nuestra, la que se asoma al espejo cada vez que estamos frente a él. Fácil no ha sido lidiar con nuestros propios viajes internos. Necesitamos calor, calor humano.
Estos meses, la calidez humana, traducida en abrazos y la compañía de un ser querido, es quizás lo que más hemos atesorado; una compañera sincera, de esas con las que, incluso en el silencio, nos sentimos abrazados.
Reunido con algunos viejos amigos y compañeros, hace muchos años, la voz de Manuel García, emotiva y llena de melancolía, comenzó a sonar en mis sentidos y, desde ese momento, se convirtió en una de mis compañeras más fieles.
Siempre he buscado voces que me compartan experiencias, emociones, reflexiones; voces tristes, alegres, enojadas, no importa… Me gusta el canto que no teme a desbordarse en sentimientos, algo que hoy, en esta realidad tortuosa, puede salvarnos de muchas maneras.
Lo recuerdo muy bien, pues aquellos eran tiempos complicados que, en cierta forma, nos hicieron replantearnos muchas cosas, tanto en lo interior como en nuestro exterior. Y así, en medio de una noche fría, apareció «El Viejo Comunista». Tenía yo 24 años.
Hoy, diez años después, Manuel García vuelve a ser la voz en días complejos, casi como el efecto de la lluvia que baja para sanar viejas heridas. Así, en lo personal, han sido las canciones del chileno.
Manuel García: Compañera de Este Viaje
Entiendo, como él mismo lo explicaría en un comunicado, que Manuel García ha hecho un nuevo disco con su compañera de siempre: su guitarra, aquella que lo hace volar de un lado a otro.
Hace unos años, platicando con él sobre su guitarra, le recordé aquello que dice Silvio Rodríguez y que ahora más que nunca parece tener todo el sentido del porqué el chileno regresa a sus raíces:
«La guitarra del joven soldado
es la celosa amante
que lo ha de seguir
en la dicha y también en el llanto,
pero siempre ayudando a vivir.
La guitarra del joven soldado
es su mejor fusil.»
Compañera de Este Viaje, el séptimo álbum de Manuel García, es un puñado de canciones grabadas durante este periodo histórico que nos mantiene con temor e incertidumbre. Es un disco necesario.
A lo largo de estos meses, desde el lanzamiento de «Yo y Tú», era notorio que el cantante recurría a sus orígenes para enfrentar el presente, pues, hay que decirlo, no es un presente luminoso, sino todo lo contrario.
Líricamente, habla de retomar las enseñanzas más básicas del ser humano: el amor, la calidez, la solidaridad, temas centrales en cada uno de los 13 temas que componen Compañera de Este Viaje.
Después de un viaje almacenando experiencias e influencias musicales por distintos lados y géneros, Manuel García regresa para compartirnos aquello que, durante este año, recolectado en su corazón, pues él sólo ha sabido entregar lo más profundo.
Es, como se ha dicho, un regreso a sus raíces en el sentido más humano posible; palabras que, una a una, llevan la consigna de llenar el espíritu en tiempos donde, por todos lados, se habla de miedo y desesperanza.
Por otra parte, es también un viaje, uno hacia el interior, como una mirada en el espejo, por eso es que canciones como «Pepitas», «Compañera de Este Viaje», «Lo Haces Bien», «El Oro del Tiempo» y «Yo y Tú», por mencionar algunas, suenan tan personales, tan íntimas, que es difícil no conectar en corazón con ellas, sobre todo para quienes hemos seguido la trayectoria de Manuel.
Hablar de él -de Manuel García– es, por supuesto, hablar de Silvio Rodríguez y Violeta Parra, y muchos entrañables más, músicos y artistas que han construido canciones para hacer compañía, porque, de no ser así, ¿para qué serviría el canto en los tiempos de oscuridad?
Hoy, que ya está disponible Compañera de Este Viaje, queda recordar al trovador que, como dice en «La Nueva Canción de la Trova», «con su guitarra cubana, parió un corazón»:
«La canción es la amiga
que me arropa
y después me desabriga.
La más clara y oscura,
la más verde y madura,
la más íntima,
la más indiscreta.»
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