Fue durante el año de 1967 cuando The Beatles lanzó dos de las producciones más importantes de su carrera: el Sgt. Pepper’s Lonely Heart’s Club Band y el Magical Mystery Tour. Es más que conocido cómo repercutieron estas obras en la música pop de manera profunda e indeleble, pues el sonido piscodélico y experimental de este par de clásicos influyó en un gran número de artistas de su época.

Sgt. Peppers Lonely Heart’s Club Band y Magical Mystery Tour
Un gran ejemplo de esta influencia es el álbum Their Satanic Majesties Request de The Rolling Stones lanzado a finales de 1967. Sin embargo, el radio de influencia de The Beatles no se limitaba al mercado norteamericano y europeo. Así, mientras en Reino Unido el Fab Four preparaba su famoso «Álbum Blanco», en Sudamérica un grupo de jóvenes uruguayos producía lo que sería su tercer álbum de estudio: La conferencia secreta del Toto’s Bar.

Their Satanic Majesties Request
Los Shakers era el nombre de la agrupación montevideana formada por los hermanos Hugo y Osvaldo Fattoruso, Roberto Capobianco y Carlos Vila. Surgió en 1964 como una banda de rock que se apropiaba de la estética de los Beatles. Adaptaron sus clásicos peinados, su estilo de música e, incluso, grabaron algunos covers de sus canciones, como Boleto para pasear (Ticket to ride), Michelle y Muchachita (Girl).
No obstante, cansados después de cuatro años de ser una versión sudamericana del Fab Four, decidieron crear algo mucho más elaborado y original para su tercer álbum. Así nació La conferencia secreta del Toto’s Bar, el último álbum de Los Shakers lanzado en 1968, cuya difusión fue entorpecida por la prematura separación de la banda y la poca preocupación de la compañía discográfica Odeón por distribuir el material, razón por la cual este álbum quedó en el olvido por mucho tiempo a pesar de su gran calidad musical.

La Conferencia Secreta del Toto’s Bar
Grabado en Argentina, el tercer LP de Los Shakers constaba de once canciones originales en las que el grupo mezcla el rock y el jazz con numerosos géneros latinoamericanos como la bossa, el tango, y el candombe. Cantadas con un inglés masticado que en ocasiones se vuelve incomprensible, las letras de las canciones están marcadas por la creatividad desbordante de imaginación de compositores como Lennon y McCartney.
Por ejemplo, la canción homónima que apertura el álbum cuenta la historia de una conferencia secreta entre varios presidentes de los países más importantes del mundo, llevada a cabo en un pequeño bar de San Rafael, Uruguay. Unida a esta canción —clara referencia a la unión de Sgt. Pepper’s Lonely Heart’s Club Band y With a little help with my friends— está Mi Tía Clementina, una tierna canción sobre un niño que desea convertirse en barbero cuando sea grande. La segunda pista, titulada Candombe es una pieza compleja con una gran cantidad de arreglos y percusiones. Este tema es uno de los ejemplos más claros en el álbum de la combinación del rock con géneros latinoamericanos. En su inicio introduce por primera vez al acordeón como un instrumento que tendrá una presencia importante en el álbum, y en su final contiene un solo de guitarra sencillo, pero imperdible.
En las siguientes tres pistas, Acostumbro a ver T.V. los Martes 36, Una forma de Arco Iris y Siempre Tú se hace más palpable aún la influencia de los Beatles. Estas canciones de rock, repletas de armonías de voces, un piano alegre y guitarra juguetonas, forman un sonido jubiloso y optimista que rememora al Sgt. Pepper’s en canciones como Getting Better. A estas le procede B.B.Band, una marcha con melodías y armonías vocales alegres que inicia con un instrumento que suena similar a una gaita.
Después está Yo recuerdo mi mundo, una lenta balada que alterna compases de 3/4 y 4/4. Este tema se nutre de arreglos de cuerdas que rememoran a canciones como Glass Onion, mientras un virtuoso acordeón entra y sale de escena. Con Oh mi amigo volvemos a un sonido Beatle más clásico. Nos remonta a su época de Rubber Soul con referencias explicitas a canciones como Drive my car. La novena pista del álbum, El pino y la rosa, es una canción upbeat en la que se alternan ritmos rápidos y lentos. Además, contiene una sección con una interesante armonía de voces que se complementa con una melancólica melodía de acordeón inspirada, sin duda, en el ambiente porteño rioplatense y en el compositor Astor Piazzola.
Las últimas dos pistas del álbum, El señor carretera el encantado y Más largo que el ciruela, son dos canciones que parecen adelantarse un poco a The Beatles. Con bellos arreglos orquestales que recuerdan a canciones como The Long and Winding Road del entonces aún no publicado álbum Let it be, cierran este álbum de maravillosa sonoridad, que definitivamente está al nivel de las grandes producciones musicales europeas de su época.
En el año 2007 se hizo una reedición del álbum en el que se incluyeron cinco temas más. Aleluya, una canción que recuerda a aquellos temas cantados por Ringo Starr, No llames más por telefono, nena, un rocanrol clásico al más puro estilo de los primeros álbumes del Fab Four, Solo bailo samba, un cover de la canción Só danço samba del compositor brasileño Tom Jobim, Adorable Lola, un tema claramente inspirado en Lovely Rita y un cover de When I’m Sixty-Four.
En resumen, este álbum, a pesar de su poca popularidad y considerado por muchos el Sgt. Pepper’s latinoamericano, sentó las bases del primer rock sudamericano. Por tal razón, leyendas del rock latinoamericano como Spinneta y Charly García toman como influencia a esta obra olvidada. Así que, si usted se considera un beatlemaniaco, no se pierda la oportunidad de escuchar este álbum que destila todo el estilo y la magia Beatle combinada con el ritmo de los géneros latinos con una calidad impresionante.
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