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Hace 7 años, el 28 de diciembre de 2015 llegaba la noticia de que Lemmy Kilmister había fallecido, una noticia que para todos nos parecía una broma de muy mal gusto de Día de los Inocentes, sin embargo todo resultó ser real.

Lamentablemente Lemmy Kilmister fallecería a causa de un agresivo cáncer que le había sido diagnosticado unos días antes de su muerte, aunque ya a principios de 2015 ya se le notaba un increíble y notable deterioro de salud, por el que tuvo que cancelar algunas fechas de la gira promocional del último álbum de Motörhead, Bad Magic. Apenas unos días antes Lemmy había cumplido 70 años.

Después de 7 años de su muerte la ausencia de Lemmy sigue pesando en el mundo del rock y del metal, aunque el nunca catalogó la música de Motörhead como metal o heavy metal (él siempre dijo que lo que tocaban era rock & roll), su influencia en el metal y sus subgéneros es innegable.  Desde la NWOBHM hasta incluso bandas de metal extremo, muchos músicos señalan a Lemmy como una de sus principales influencias musicales.

Lemmy es de esas personas que cuando no están entre nosotros, su ausencia pesa como nadie lo hubiese imaginado. La fuerza de Lemmy la demostró arriba y abajo del escenario y es que literalmente murió haciendo lo que más él quería. El reconocimiento que recibió en vida y sigue recibiendo aún después de su muerte sigue demostrando que a pesar de que Motörhead no era una banda que llenara estadios por todo el mundo, habla de la lealtad y amor que todos sus fans le tienen alrededor del globo terráqueo.

Desde su monumento que se puede apreciar en Hellfest hasta su biopic que ya se encuentra en desarrollo, Lemmy sigue vigente en la escena musical y seguirá hasta el fin de los tiempos ya que el Rock & Roll es Lemmy, Lemmy es el Rock & Roll.