Frente a la marea de sonidos efímeros, YSY A levanta un dique de autenticidad. «Saturación Pop», su octavo álbum, es un manifiesto nacido del cansancio, de esa fatiga ante lo superficial. Grabado en Berlín y producido por Evlay, el disco es un cruce de fronteras: la crudeza europea se funde con el trap porteño, creando un paisaje sonoro tan áspero como lírico.
El artista se mueve entre el grito y el susurro, entre el pogo y la introspección, sin perder nunca el rumbo. En lugar de huir de la saturación, la abraza, la transforma en combustible creativo. Canciones como el feat con Lia Kali no son simples colaboraciones, sino diálogos entre dos mundos que se reconocen en la misma lucha: hacer música con sentido en un mundo de algoritmos.
YSY A no ofrece respuestas fáciles, sino preguntas incómodas. Su obra es un recordatorio de que el arte verdadero no nace de la complacencia, sino del conflicto. Y en ese territorio movedizo, encuentra su mayor fuerza.
