1995 fue, probablemente, uno de los años que más recuerdos me generan en cuanto a mi infancia; tenía yo apenas nueve años y, de alguna manera, empezaba a forjar mis gustos musicales por influencia de algunos tíos, mi padre o el papá de un amigo cercano.
En aquel entonces, puedo decir que entre mis bandas favoritas estaban los Héroes del Silencio, Soda Stereo, la Maldita Vecindad, La Ley, etcétera, grupos de rock que, con el tiempo, fui guardándolos en un rincón privilegiado en mi memoria.
Uno de aquellos tíos que, incluso, solía grabarme canciones en cassette, me hablaba mucho de rock, de sus historia y, sobre todo, de lo difícil que fue para su generación (creció entre mediados de los 70’s y principios de los 80’s) encontrar un espacio, un lugar donde pudieran, simplemente, escucharlo.
Eran tiempos muy complicados, me decía; me hablaba mucho de experiencias personales, de cómo el simple hecho de llevar el cabello largo era motivo para que la policía lo detuviera y «le metiera mano», sólo para comprobar que no era un delincuente más.
Para él, los 90’s siempre fueron -y serán- lo mejor que le sucedió a la escena del rock mexicano, pues, además de la enorme camada de bandas y propuestas que surgieron en la década, ya había un espacio para «ellos», los que siempre miraron con buenos ojos esa música llena de guitarras. Estaba la radio, estaba Órbita, la estación que siempre me recomendó.
Órbita FM, en Universo del Rock
La historia cuenta, de manera muy seca, que la década de los 90’s ha sido una de las mejores para el rock nacional y, en general, para el rock en español. México comenzaba a ser uno de esos países que traían a bandas como Metallica (en 1993) para cinco conciertos en el Palacio de los Deportes.
Con la industria ya bien constituida y el apoyo de algunos medios de comunicación, era sólo cuestión de tiempo para que los grupos mexicanos tuvieran ese lugar por el que tanto se había luchado. Y sí, ahí estuvo Órbita, que desde sus inicios marcó un antes y un después en la escena del rock en nuestro país.
Transmitida por la frecuencia 105.7, Órbita fue uno de los principales responsables del ascenso de bandas como Panteón Rococó, Café Tacvba, Molotov, Zoé, Jumbo, entre muchas más. Era la estación, digamos, del rock nacional. Había un espacio para todos.
Resulta difícil imaginarse, ahora, una vida -una vida musical- sin festivales, sin conciertos, sin una tienda para ir a comprar discos, etcétera. Vaya, la existencia de Órbita, a la par de otros medios de comunicación, ayudó a que la industria se posicionara y que eventos como el Vive Latino se volvieran una realidad.
A 25 años de su creación, y con toda la tecnología al alcance hoy en día, la presencia de Órbita en la escena, en comparación con las que le antecedieron y sucedieron, parece insuperable. Su vínculo con la audiencia marcó un parteaguas, lo que derivó en el fortalecimiento de una escena que creció a pasos agigantados.
Más de diez años han transcurrido desde la disolución de Órbita y, al día de hoy, no ha existido un espacio que cuente con la misma influencia y el mismo alcance, no ha habido otra casa para el rock hecho en México. ¿Cómo sería la escena actual con un respaldo similar al que fue Órbita desde su lanzamiento?
¡Felices 25 para Órbita FM, el Universo del Rock!