
El cartel de FERATUM 2025 es una puerta abierta a lo abisal. Un achoque, esa salamandra endémica del lago de Pátzcuaro, se erige como un coloso mitológico, un guardián de las profundidades. En su mirada habita el misterio y el miedo, pero también una belleza perturbadora. Como en los mitos que Camus exploraba, aquí el monstruo no es solo una amenaza, sino un espejo de lo que yace en lo más hondo de la psique humana.
Bajo el tema “Monstruos Marinos”, el festival se sumerge en esas criaturas que han poblado el cine y el imaginario colectivo: desde el Tiburón de Spielberg hasta Cthulhu. Pero no se trata solo de homenajear el terror, sino de interrogarlo. ¿Qué representan estos seres sino nuestros propios miedos, nuestras sombras, aquello que no nos atrevemos a nombrar? El lago de Pátzcuaro se convierte en un escenario simbólico, donde la superficie tranquila es solo una ilusión.
FERATUM, en su decimocuarta edición, no es un simple festival de cine; es un ritual de inmersión en lo desconocido. Como un poema épico, nos invita a navegar por aguas turbulentas, a enfrentar lo que late bajo la apariencia. En un mundo que often huye de la oscuridad, este encuentro celebra el valor de mirar al abismo —y quizás, encontrar allí algo propio.