
- Hiedra, de Ana Cristina Barragán, ganó el Premio Orizzonti al Mejor Guion en la 82.ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia, convirtiéndo a la cineasta en la primera directora ecuatoriana en recibir este galardón.
- La película obtuvo una Mención Especial del Jurado en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián 2025, reconocimiento otorgado por la sensibilidad de la obra y la fuerza de su elenco.
- Con el respaldo de BHD Films (Alex de Icaza y Gabriela Maldonado) y la participación de Karla Souza como productora ejecutiva, Hiedra se presentará en México como Gala Nacional del Festival Internacional de Cine de Morelia 2025.
Tras su aclamado estreno mundial en Venecia, la película continúa su recorrido internacional. Hiedra se presentó recientemente en la sección Horizontes Latinos del Festival Internacional de Cine de San Sebastián 2025, donde obtuvo una Mención Especial del Jurado:
“Por su sensibilidad, al revelar que incluso en contextos marcados por la dureza, es posible abrir caminos hacia el amor y por el trabajo increíble de un elenco que lo transmite con verdad y dignidad, la primera mención es para La Hiedra de Ana Cristina Barragán”, declaró la productora y jurado Tatiana Leite en la ceremonia de premiación.
Ahora, la película se prepara para su esperado estreno nacional en México como Gala Nacional del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), que tendrá lugar el próximo martes 14 de octubre a las 17:00 hrs. en el emblemático Teatro Matamoros, ubicado en la plaza central del centro histórico de Morelia, Michoacán.
“Qué felicidad tan grande estrenar en Morelia y en un país que me ha dado tanto. Me siento agradecida de haber compartido con un equipo mexicano tan especial y talentoso. En Hiedra me interesa la fuerza de lo ambiguo, lo que se mueve por debajo de la historia. El rostro que se calienta por la ansiedad, la herida de infancia delatada en los pequeños gestos. Quiero llevar al límite las intimidades que hemos establecido como normales.
Busco algo no ordenado en el deseo, algo no resuelto. Exploro sin miedo la ternura hacia el otrx: bebé, abuelo, madre, hijo, hermana. Me interesa contar desde el cuerpo, desde su torpeza. Azucena lleva la herida brutal del abuso. Es un animal sin territorio, una niña detenida en el tiempo, que opera desde un lugar instintivo y a veces egoísta. Julio pertenece a una manada que sobrevivió al abandono; creció entre pasillos, platos, monjas. La ausencia de lo materno está en su ira, en su rol paternal con otros niños. Ambos provienen de mundos sociales distintos, y esa tensión se expone.
El viaje al páramo y al universo volcánico permite una deriva que los aleja de los parámetros de normalidad, a los que tampoco pertenecieron nunca”, comenta la directora Ana Cristina Barragán.
La película narra la historia de Azucena, una mujer de 30 años que se ha quedado suspendida en el tiempo por un episodio de su adolescencia. En su búsqueda de conexión, encuentra un vínculo inesperado con Julio, un joven de 17 años que creció en un hogar para menores. Entre ellos surge un viaje íntimo y ambiguo que los lleva hasta un volcán en Quito, donde las heridas, la ausencia y la ternura se transforman en nuevas formas de libertad.
Hiedra es también una producción mexicana a través de BHD Films, con los productores Alex de Icaza y Gabriela Maldonado, y la participación de la actriz Karla Souza como productora ejecutiva, consolidando el compromiso de México con un cine internacional de calidad que trasciende fronteras. La parte mexicana de la película fue financiada gracias al apoyo de la Fundación Monex a través de EFICINE, reafirmando la importancia de los mecanismos de estímulo a la producción audiovisual en el país.
Detrás de esta propuesta se encuentra un sólido equipo internacional que acompañó a Barragán en cada etapa. Hiedra es una coproducción entre Botón Films (Ecuador), BHD Films (México), Guspira Films (España) y Ciné-Sud Promotion (Francia). La dirección de fotografía estuvo a cargo de Adrian Durazo, el montaje reunió a Gerard Borràs, Omar Guzmán, Ana C. Barragán e Iván Mora, mientras que la música original fue compuesta por Claudia Baulies. El diseño de producción recayó en Alisarine Ducolomb, con dirección de arte de Claudia Hidalgo, vestuario de Lila Penagos y maquillaje de Julissa Calderón y Lilu Ramos. El diseño sonoro de Gisela Maestre Plaza y la mezcla de Jean-Guy Véran y Juan J. Luzuriaga completan la propuesta estética y sensorial de la obra.
El elenco está encabezado por Simone Bucio y Francis Eddú Llumiquinga, quienes imprimen a la historia la fuerza de la vulnerabilidad y la energía de lo instintivo.
La actriz mexicana Karla Souza, quien debuta como productora ejecutiva con Hiedra, celebra este capítulo como una oportunidad para impulsar nuevas voces: “Hiedra nació de la convicción de que las historias que parecen imposibles son, en realidad, las que más necesitamos ver. Esta película explora un vínculo inesperado y transformador que surge entre dos personas rotas: una mujer marcada por una niñez estancada y un adolescente que ha vivido toda su vida en orfandad. En ese encuentro, donde se manifiesta la necesidad de afecto, ellos deciden escogerse mutuamente por encima de los lazos dictados por la sociedad. Como productora ejecutiva, me honra haber sido parte de este viaje íntimo, donde la herida se convierte en posibilidad de sanación y el cine en un espacio de resistencia y belleza. Presentar Hiedra en el Festival Internacional de Cine de Morelia es un privilegio enorme, y un paso más en compartir esta historia con el mundo.”
“Para nosotros, como productores, Hiedra representa la fuerza del cine latinoamericano cuando se unen talentos y miradas de distintos países. Nos emociona que desde México podamos impulsar historias que trascienden fronteras y dialogan en los festivales más importantes del mundo. Este reconocimiento en Venecia confirma que en la región se está haciendo cine con calidad, riesgo y una voz propia capaz de emocionar en cualquier lugar.» — Alejandro de Icaza y Gabriela Maldonado, BHD Films – México.
Con Hiedra, Ana Cristina Barragán confirma la sensibilidad y radicalidad poética que ya había mostrado en Alba (2016) y La piel pulpo (2022), y que hoy la consolidan como una de las autoras imprescindibles del cine contemporáneo latinoamericano.