La Gusana Ciega, por su parte, no estuvieron solos, sino que se adornaron con la voz de Madame Récamier, dándole un toque particular y diferente a cada una de las canciones interpretadas.
Madame Récamier le otorgó a la banda -y a sus canciones- un sabor muy distinto; su voz se amoldó perfectamente a lo que La Gusana Ciega presentó anoche. Una noche, íntima y acústica, que sorprendió a más de uno.
En punto de las 20:00 horas, la pantalla de Sala Estelar volvió a ser el espacio por y para la música, como lo ha sido desde el inicio de esta locura llamada “pandemia” que, de paso, nos ha dejado, entre muchas otras cosas, sin la experiencia del concierto en vivo.