Después de varios días de espera, Lucybell apareció en la pantalla de Sala Estelar y, de principio a fin, nos presentó Amanece, su cuarto álbum de estudio. La historia comenzó a las 19:00 horas.
El trío conformado por Claudio Valenzuela, Eduardo Caces y Cote Foncea, cada uno desde sus respectivos hogares, emprendieron el viaje 20 años atrás para traernos de vuelta una de las etapas más importantes de su trayectoria.
Amance significó un nuevo rumbo para los chilenos y el principio de una carrera que hasta hoy parece inquebrantable; fue el disco que, quizás, los hizo más conocidos en toda Latinoamérica gracias a su propuesta tan arriesgada.
Con todos esos puntos a su favor, además de dos décadas de experiencia, lo de hoy sirvió para recordar el paso que los chilenos han recorrido en aquello denominado como «rock en español», sólo que ellos tomaron caminos distintos, más alejados de lo comercial y haciendo su sonido cada vez más duro.
«Luces No Bélicas» arrancó la noche, con la banda perfectamente cohesionada. Un clásico del grupo, una de esas canciones que no pueden faltar en ninguno de sus conciertos y que, incluso, suenan mejor con el paso de los años.
Casi de inmediato, con todo el sentimiento, sonaron los primeros acordes de «Milagro», otra de las grandes canciones del trío y con un Claudio Valenzuela explotando en la voz.
«Transmisión», «Fui a Cazar», «Esfera» y «Ten Paz» se encargaron de darle ese toque nostalgia a la noche, la misma que nos hacía recordar la belleza de un disco que ha ido ganando con el tiempo. Resulta difícil creer que ya pasaron 20 años desde que salió, pero sus canciones caen perfecto para los días que estamos viviendo.
Como suele suceder con este tipo de presentaciones, la de Lucybell también fue corta, dejando deseos de más; de más canciones, de más música, pero sobre todo de más años de vida de la banda. Grupos como este no deben desaparecer.
«Amanece» y «Siglos» pusieron punto final a una noche que, sí, nos hizo viajar; viajar en el tiempo, viajar hacia adentro y vivir la nostalgia del paso de los años; la nostalgia del presente que, en medio de este caos, sigue recluyéndose en la música, ahora más que nunca.