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Miguel Mateos celebra 40 años en la música: de Zas a una ópera rock sobre la conquista de América

Repasa su trayectoria, de telonear a Queen a conquistar el continente y contar la historia argentina en canciones.
Esas cuatro décadas de Mateos con la música se celebrarán los días 9 (agotado) y 29 de octubre en el Teatro Gran Rex, y luego en las ciudades de Córdoba y Rosario el 5 y 6 de noviembre, respectivamente. Y esa es la excusa para la charla matutina en esa sala de ensayo.
Puertas adentro, se pueden ver desde discos de oro hasta afiches originales de conciertos de su grupo Zas en Obras (piezas por las que un coleccionista vendería lo que no tiene), pasando por un equipamiento digital de última tecnología donde carga fragmentos de Los Tres Reinos, la ópera rock que es su nuevo proyecto.

La charla arranca con el propio Mateos a bordo de la génesis de los futuros shows, y a partir de ahí un recorrido por toda su obra. “Me di cuenta antes de todo este periodo pandémico, en el año 2019″, dice, a modo de introducción, y enseguida retoma.

«Iba a hacer un show que se iba a llamar Retrospectiva, a propósito de la recuperación de los masters de los primeros discos de Zas: esos discos que había publicado Music Hall y que volvieron a sus creadores gracias al INAMU. Ahí me di cuenta que arranqué en el 81, y que este año cumplíamos, con mi hermano Alejandro, 40 años con la música”, dice Miguel, primera a fondo y dispuesto a contestar todo.
-Voy a cantar una canción por disco: esa canción que yo creo que es la más representativa del disco en cuestión. Y después haré bises, claro. Son dieciocho álbumes. No lo voy a hacer cronológicamente, porque con determinados temas voy a contar como nacieron, en qué momento…
Voy a tratar, de alguna manera ,de documentarlo. ¡Porque en cuarenta años han pasado tantas cosas en este país…! Ese es el plan.

-¡No me hagas cumplir más edad de la que tengo! (risas). Es cierto: nosotros con el grupo Cristal tocamos en el Pinap. Ahí tocaron Manal y Almendra. Cristal era el grupo que tenía con mis compañeros de la secundaria. Había una parte de grupos nóveles. No ganamos: salimos segundos. Pero sí fuimos los más aplaudidos. Tengo un recuerdo maravilloso del evento.

El mismo recuerdo que cuando mi vieja, que era profesora de música, me sentaba al piano vertical de casa y me dejaba practicando. Y yo me borraba porque a la vuelta estaba la Asociación Vecinal Pro Fomento Pueyrredón, donde mi padre era el técnico de básquetbol, y me iba a jugar a la pelota ahí.
-Sí, siempre fue así. Alejo tiene un oído impresionante, y lo mantiene aún hoy. El con la batería, y yo en paralelo estudiaba en el Conservatorio Municipal. Esa formación académica tiene mucho que ver con mi pasado.

-Rockas vivas fue un fenómeno nacional absoluto. Y también aledaño, porque el disco circulaba de manera clandestina por todo el continente. Empecé a ser conocido más que nada en el Uruguay, en Chile y en Perú. Cuando hablo de “clandestino” es porque la música llegaba por casetes copiados, más que nada a Chile, donde aún estaba Pinochet.
Fui a tocar a Chile y durante años no pude volver, porque la dictadura seguía y yo tuve alguna manifestación que mucho que digamos no les gustó… Después de Rockas vivas terminamos el contrato con la discográfica, y con Oscar López, que era mi manager de aquel momento, fue pensar en cómo exportar lo que hacíamos.

A eso hay que sumarle el interés de Ariola, el sello que luego fue BMG, que propició la grabación de Solos en América en Los Angeles. Luego hicimos una gira de Latinoamérica de tres meses, el disco la rompió en México, y Cuando seas grande se transformó en una canción ícono de la movida de Rock en tu idioma, que era como se llamaba el asunto a partir de una idea de la compañía.

-Sí. La gran inserción de México en los Estados Unidos hizo que en todas las áreas latinas de Los Angeles, Texas y Florida hubiese gente que quería escuchar “rock en su idioma”. Tanto es así que en el 87, con un miedo bárbaro, porque no sabíamos que iba a pasar, y con una inversión importante alquilamos el Palace de Hollywood.
Hicimos un sold out ahí, y quedó tanta gente en la calle que se armó quilombo con la policía de Los Angeles, porque no podían entender que pasaba de repente con tantos latinos. Al mes de ese show nos encontramos con los Soda, y el comentario fue: “Acá hay que sembrar. Algo hay, pero hay que venir”.

Cuando yo tuve que elegir, elegí México y Estados Unidos. A los españoles también les cuesta desembarcar en la Argentina, pero no en México. Pensá en Hombres G, en Mecano, en Gabinete Caligari o en los Toreros Muertos, que fueron parte de Rock en tu idioma.

La ópera Rock -La hice. Por la pandemia, el confinamiento, y también debo agradecer a mi mujer, me ayudaron. Hay que aprovechar que si querés, hoy tenés a la orquesta de la BBC en una laptop. Hice seminarios de orquestación y composición con Hans Zimmer y con John Williams. Yo no estoy recibido en el conservatorio porque me sacó la dictadura, pero seguí mis estudios de composición, piano y armonía.

 

 

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