En la penumbra de los escenarios, entre tomas de video y la fatiga de la gira, nace «Nights of Weight», un tema que es como una herida abierta y una caricia a la vez. Nation of Language, trío que ha aprendido a destilar melancolía en sintetizadores, nos entrega su cuarto álbum, «Dance Called Memory», un trabajo que habla del duelo con la gramática del dance. No es evasión, sino enfrentamiento; la pista como territorio de la catarsis.
El reconocimiento no se hace esperar: Rough Trade lo incluye entre lo mejor del año, y las entradas para sus conciertos se agotan como pan caliente. Londres, París, Berlín—ciudades que son testigos de cómo la vulnerabilidad de Ian Devaney se convierte en fuerza colectiva. Es la paradoja del arte: convertir el peso de la memoria en un movimiento ligero, casi flotante, que nos saca de nosotros mismos.
Y mientras el tour avanza imparable por Europa, ya se anuncian las primeras fechas de 2026. La música, como la vida, no se detiene. Nation of Language no solo soundtrackea el presente, sino que teje, con hilos de luz y sombra, el archivo sentimental de una generación que baila para no desmoronarse.
