
Pato de La Maldita Vecindad recordaron cómo su música nació de la mezcla natural de todo lo que escuchaban en su juventud: desde los boleros que tocaban los bohemios de la cuadra, hasta los discos de rock clásico, ska, reggae y punk que llegaban a México en los setenta y ochenta.
Reconocieron la influencia de agrupaciones legendarias como La Sonora Santanera, con la que sueñan colaborar llevando clásicos como Perfume de Gardenia o La Boa a su estilo bailable y energético. “La esencia de la Maldita siempre fue esa: el cruce de mundos sonoros, desde Benny Moré y Agustín Lara hasta The Clash o los Rolling Stones”, señalaron.
La banda recordó también sus orígenes en los CCHs de la UNAM, donde aprendieron a trabajar de manera colectiva, algo que se trasladó a su forma de ensayar y crear canciones: cada quien aportaba una idea y juntos la transformaban en piezas únicas como Morenaza, Pachuco, Kumbala o Solín.
En la charla hubo espacio para la nostalgia: mencionaron la importancia de la revista Guitarra Fácil, con la que muchos jóvenes aprendieron a tocar, traducir letras en inglés y acercarse a la música. Incluso bromearon con la idea de sacar un “cancionero Maldita” ilustrado para los conciertos.
Los músicos subrayaron que su éxito no se entiende sin el trabajo de los staffs y crews, a quienes reconocieron como parte fundamental de la profesionalización de la industria musical en México.
Sobre el impacto cultural de su obra, destacaron cómo canciones como Pachuco o Kumbala dejaron de ser solo suyas para convertirse en dominio popular, presentes en bodas, quinceaños, fiestas de barrio y hasta reinterpretadas por orquestas sinfónicas o en versión salsa y banda. “Las canciones son botellas al mar: uno las lanza, y el público las recoge y las hace suyas”, comentaron.