
El 11 de abril de 1988 Iron Maiden publicaba su séptimo álbum de estudio, el afamado Seventh Son Of A Seventh Son, un álbum que buscaba continuar con la misma senda que Somewhere In Time con el uso de sintetizadores, un experimento que le funcionó muy bien a la Doncella de Hierro.
Seventh Son sería el primer álbum conceptual de la banda al contar la leyenda del séptimo hijo de un séptimo hijo, historia de la que Steve Harris tomaría inspiración después de leer la novela Seventh Son del escritor Orson Scott Card, así mismo podemos escuchar a lo largo de los 8 cortes que componen el álbum, la historia de un hijo que busca pelear contra el mal, usando ciertos dones de tintes paranormales o extraordinarios.
La dupla Smith-Murray siguió funcionando a la perfección, en donde mezclan su virtuosismo con pasajes o melodías lentas que de repente pueden despuntar y llevarnos a unos cambios de ritmo magníficos como en Infinite Dreams, la voz de Bruce Dickinson en un punto fresco y más maduro vocalmente hablando si lo comparamos con Number Of The Beast o Piece Of Mind, esa voz que desarrolla una risa diabólica hacía el final de Moonchild.
Para la grabación del álbum no se contactaron a ningún teclista para los toques de sintetizadores, sino que los mismos músicos fueron quienes pusieron sus dedos para poder dar ese sonido increíble que acompaña a las guitarras de Adrian Smith y Dave Murray, a lo largo del álbum podemos ir apreciando cierta madurez musical de la banda, una madurez gradual a excepción diría yo de Can I Play With Madness, que al juzgar por los cortes oscuros y pesados del álbum como Moonchild, Infinite Dreams, o The Evil That Men Do, Can I Play With Madness no tiene mucho que hacer ahí, aunque para sus presentaciones en vivo se convirtió en todo un himno de energía para la banda y su público, al igual que con The Evil That Men Do con ese riff melódico explosivo que hace agarrar fuerzas para comenzar a agitar la cabeza a más no poder con ese galopeo ya clásico de la banda. Mención honorífica desde luego para The Clairvoyant que abre con un bajo impresionante de Steve Harris muy al estilo de Killers, y al cuál le acompaña un vídeo espectacular que trata de narrar un poco de lo vivido en el Monsters Of Rock de 1988.
El tema que da nombre al álbum es toda una ceremonia auditiva y enigmática que te mantiene atrapado durante los casi 10 minutos que dura la canción, el punto cumbre y el climax de los sintetizadores en el disco.
Seventh Son Of A Seventh Son es considerado uno de los mejores trabajos de Iron Maiden, tanto así que la gira de promoción del álbum los llevó a encabezar la edición más monstruosa del legendario Monsters Of Rock de Donington de 1988, en donde actuaron por encima de Kiss, David Lee Roth, Megadeth, Helloween y Guns N Roses. Un trabajo que marcaría el final de una era de Iron Maiden ya que un año después del lanzamiento Adrian Smith abandonaría la banda alegando diferencias musicales pero que quedó marcado para la posteridad en el heavy metal y que hizo ver que los sintetizadores no eran exclusivos del glam metal o del AOR.