
Bátiz, quien es reconocido en la escena del rock y blues mexicana, recuerda la oportunidad que tuvo de terminar una gira de Jimi Hendrix
En septiembre de 1970 cuendo Jimi Hendrix falleció, al guitarrista mexicano Javier Bátiz se le presentó una oportunidad cuando el productor Alan Douglas le propuso continuar con la gira que tenía el estadounidense.
«El murió y al día siguiente estaba conmigo en mi casa de Coyoacán Alan Douglas, el representante de Jimi con mi amiga Gracie Covarrubias que vive en Nueva York y me lo trajo aquí a la casa porque Alan se puso a buscar alguien para continuar la gira de Jimi que había empezado apenas y fue cuando se le ocurrió morirse», recuerda en llamada telefónica desde Tijuana.
«Me traían en un maletín dinero en efectivo, una cantidad exorbitante de dinero. No la acepté porque qué tenía que ver yo con Hendrix, la gente iba a verlo a él, iba a salir un mexicanito ahí todo flaco con su guitarra, iban a decir ‘buu’ de volada pero esa memoria la tengo muy presente porque parece que fuera ayer».
Su papel como albacea de Hendrix concluyó en 1995, cuando Al Hendrix recuperó el control del archivo de su hijo», señala.
Bátiz, quien es reconocido en la escena del rock y blues mexicana y a quien se le atribuye haber sido maestro de Carlos Santana, relata que en aquella ocasión Douglas se quedó dos días esperando que aceptara la propuesta.
Sin embargo, el mexicano le agradeció que lo buscara y decidió declinar la invitación, cosa de la que no se arrepiente porque piensa que en ese contexto le hubiera ido mal.
«Agradecí que me buscara pero dadas las consecuencias y situaciones y como veo que estuvo el mundo después del rock & roll en Estados Unidos, y que son medio pasaditos de la onda, a lo mejor yo ya no estuviera aquí en este mundo con mi esposa, hija y nietos», explica.
«Eso me lo hubiera perdido casi estoy seguro», reitera.
Con humor y entre carcajadas el guitarrista mexicano señala que además en términos económicos no le hubiera ido bien porque recientemente supo por un video de dos exmúsicos que ya murieron, que no recibieron tanto dinero.
Bátiz recuerda que en aquella época de finales de los 60 en la que destacó Hendrix y donde se realizó el mítico festival de Woodstock, todo el mundo «andaba hasta las chanclas de todas las drogas que se puedan imaginar» y hasta a Hendrix lo veían entre nubes.