
No sé qué sería de la vida -de la vida en cuarentena- sin música, sin un libro, sin algo que, de alguna manera, nos mande hacia otro estado de ánimo y restarle tiempo y energía a la incertidumbre. Hoy la música volvió a recordarnos que siempre podemos contar con ella.
En esta ocasión tocó el turno de Little Jesus, una de las bandas mexicanas más exitosas de los últimos años, quienes, para deleite de todos sus fans, interpretaron de manera íntegra Río Salvaje, el álbum que, para muchos, los catapultó hacia lo más alto.
Si bien han pasado cuatro años desde su lanzamiento, se podría decir que Río Salvaje ha marcado un antes y un después en la carrera del grupo mexicano; se trata de uno de esos discos que cambian el rumbo de una banda.
Poco después de las 20:30 horas, el Pepsi Center WTC fue el escenario para que Little Jesus, a través de Sala Estelar, volviera tomar sus instrumentos e hiciera desbordar ese río de sensaciones que tenían guardadas.
Es triste, por una parte, estar lejos, no salir, no ver a los amigos ni a la familia; esta vida virtual, aunque podrá tener sus beneficios, parece no tener fin, como que se aferra a no soltarnos.
Por otro lado, hay algo valioso en todo esto, y es que los conciertos en stream que se transmiten a diversas partes del mundo, nos dan la posibilidad de crear lazos de amistad con quienes, muy probablemente, no nos habríamos imaginado.
”Nuevos Amigos”, primer tema de Río Salvaje, fue el encargado de arrancar la noche, una noche de viernes distinta, mucho. No hay bullicio, no hay alaridos, no hay música sonando en las calles. Pero en casa la historia es diferente.
Adentro, cuando las canciones suenan, surge la chispa, las luces se encienden y ocurre una magia peculiar y que nos lleva hacia lugares insospechados. Y no, no hablo de la imaginación, sino de la magia como un puente que nos conecta con otros mundos.
Es entonces cuando Little Jesus suelta el segundo puntillazo de la velada, “La Magia”, uno de sus temas más celebrados. Los aires cambian y todo indica que nos espera un viaje, uno largo.
Bastó poco más de una hora para tomar un respiro y conectar con otra realidad, porque ese es también el poder de la música, es un bálsamo. Ya lo dice Richard Ashcroft: “Music Is Power”.
Tal y como solían terminar las cartas o los mensajitos anteriormente, “TQM” marcó el final de la presentación de Río Salvaje en Sala Estelar, pero aún faltaba más.
”Lo Que Necesitas es Amor” y “Carretera Internacional” sirvieron como cerrazón de un concierto distinto, medio sin sabor por no estar ahí, pero que, aunque sea por un rato muy breve, nos instaló en otra dimensión, donde solo la música puede llevarnos.