«Un día inolvidable para todos los mexicanos y algunos extranjeros» —así describimos el Gran Desfile de Día de Muertos en la Ciudad de México, que este año se convirtió en un auténtico homenaje a nuestras raíces y cultura. Desde tempranas horas del 2 de noviembre, miles de personas esperaban en las calles para ver pasar a las figuras, los colores y, por supuesto, a las tradicionales catrinas que nos recuerdan la importancia de celebrar la vida y honrar a nuestros ancestros.
Este desfile no es sólo un espectáculo, sino una expresión cultural que nació del deseo de traer a la vida los símbolos y tradiciones que forman parte de la identidad mexicana. Su origen se remonta al 2016, inspirado en la película Spectre de James Bond, donde un desfile ficticio de Día de Muertos en CDMX capturó la imaginación mundial. Hoy, este evento ha evolucionado y crecido, convirtiéndose en una de las celebraciones más esperadas del país.
La edición de este año fue encabezada por la jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, quien dio inicio al desfile frente a una multitud de un millón 300 mil personas. El recorrido se llenó de personajes emblemáticos como catrinas gigantes, alebrijes y carros alegóricos con diseños impresionantes, cada uno con un mensaje que recordaba la importancia de nuestras tradiciones. Entre los espectadores, niños, jóvenes y adultos —muchos de ellos caracterizados como catrinas o calaveras— compartieron un mismo sentimiento de orgullo y respeto por esta festividad tan nuestra.
Pero imaginamos que, entre todas las figuras, una catrina nos guía por el desfile. Ella avanza por Paseo de la Reforma, vestida con un atuendo brillante, lleno de flores y detalles que cuentan la historia de su vida. Sus ojos, vacíos pero llenos de expresividad, se encuentran con los de los espectadores, mientras les recuerda que esta celebración es un reencuentro entre los vivos y aquellos que ya no están. A cada paso, la multitud se extiende a lo largo de la avenida, formando un mar de gente, cámaras y sonrisas que reflejan la emoción de ser parte de algo tan auténtico y único.
Este 2 de noviembre, los mexicanos y visitantes internacionales vivieron una experiencia que quedará marcada en el corazón y el orgullo #mexa. Sin duda, el Gran Desfile de Día de Muertos es más que un evento: es un recordatorio de lo que significa ser parte de una cultura que celebra la vida y la muerte con la misma intensidad.