Volvió a suceder. Siguiendo la tradición de esta «Nueva Normalidad», Sala Estelar, que cada vez más es el espacio por y para la música, nos trajo una noche distinta, alucinante. Una noche con Siddhartha.
Previo a la presentación, minutos antes, todavía parecía un día como muchos en medio de este periodo de encierro, un jueves cualquiera, pero todo cambió cuando dieron las ocho y media de la noche.
En punto de las 20:30 hrs., la señal de Sala Estelar se conectó para presentarnos a Siddhartha, uno de esos músicos, quizás, infravalorados de la escena actual del rock en español, y el disco más importante de su trayectoria: El Vuelo del Pez.
A partir de ese momento, la noche del jueves se convirtió en un viernes de buena música y una mejor compañía, tal cual. El Vuelo del Pez, el álbum que me presentó a Siddhartha, trajo consigo cierta nostalgia, añoranza por los tiempos dorados de un pasado mejor.
Lanzado en el 2014, El Vuelo del Pez es el álbum que catapultó la carrera del jalisciense, digamos que ha marcado un antes y un después, y a seis años de distancia cada una de las canciones que lo componen ha madurado bien, muy bien.
Siddhartha en Sala Estelar
«Al Anochecer» fue la elegida para empezar, para arrancar con una presentación que, tan sólo un par de minutos antes, lucía fría, desganada, como con ganas de irse a la cama temprano.
Como se había anunciado, no sería un concierto cualquiera, sino una especie de celebración entre el músico y sus seguidores, un momento íntimo para escuchar, de principio a fin, el disco que fue bien abrazado por la crítica y, por supuesto, sus fans.
Y sí, la confirmación llegó «Infinitos» y «Ecos de Miel», dos canciones que retratan bien la esencia de El Vuelo del Pez, con una calidad musical y lírica inigualables, Siddharha en su mejor momento y listo para ascender, para iniciar una nueva etapa en su trayectoria.
Muchas veces infravalorado, la presencia de Siddhartha en la escena ha sido como pocas, siempre buscando algo más, sonidos que vayan más allá de lo convencional. Su música sobresale de entre una larga lista de grupos que se dedican a repetir fórmulas.
Lo de anoche fue también esa confirmación del jalisciense como uno de esos músicos que son capaces de cambiarnos el panorama con una canción, tarea que no es sencilla y que, en días como los actuales, son simplemente necesarios.
«El Deshielo», «El Aire», «Una Señal» y «Fogata» fueron cayendo poco a poco, cada uno con su dosis de nostalgia y, cómo no, con el deseo de estarlo viviendo en vivo, en carne y hueso, y no alejados unos de otros.
Como dicen por ahí, todo principio tiene un final, y «Bacalar» y «Loco» se encargaron de cerrar la noche, de cumplir el ciclo de El Vuelo del Pez y dejarlo descansar, por lo menos un rato. Hoy, simplemente, toca llevarlo en la memoria, guardarlo en el bolsillo de los buenos recuerdos.
